La mujer en la luna

 


“Era una mujer que se iba al campo todos los días y trabajaba hasta muy entrada la noche, incluso en los domingos cuando otras mujeres se iban a misa con sus hijos y los hombres descansaban en el abaha bebiendo malamba. 

La luna bajó y dijo a los habitantes del poblado que nadie se quedara trabajando en el bosque tras la puesta del sol, mucho menos si había luna llena o claro de luna. Todos obedecieron, pero ella no. Como siempre, salió a faenar otro domingo con el hijo metido en la cesta que llevaba a cuestas.

 Cayó el sol y salió la luna, ella seguía recogiendo mazorcas de maíz y bambucha. Aprovechándose del claro luna, siguió trabajando en el campo hasta muy entrada la noche sin importarle que al niño le picaran los mosquitos. Ya agotada, cargó la cesta y al al niño  y emprendió el camino de regreso al pueblo. 

Ya muy cerca del pueblo, cuando ya podía escuchar las voces de la gente y ver, a distancia, las llamas de los fogones y las lámparas de queroseno, la luna se bajó del cielo, abrió su enorme boca y se la tragó.

Los habitantes del pueblo la buscaron durante el día. Cuando cayó la noche y salió la luna, una vieja desdentada acusada de brujería por estar siempre, siempre, siempre observando el mundo en la cara de la luna, señaló al cielo con un dedo tembloroso. Ahí estaba ella, encerrada en el vientre de la luna con el niño en el regazo y la cesta en la espalda.”

Esta es una historia anónima de la etnia fang de Guinea Ecuatorial, me la contó mi tía.


Comentarios

  1. Varias veces me han contado esa historia. Y, cuando era niño y había luna clara, se podía ver una imagen similar a lo que cuentas. De verdad, nunca lo sabremos si ocurrió pero sí, esa historia siempre permanecerá en nosotros y así se la contaremos a nuestra descendencia. ENHORABUENA

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